viernes, 18 de diciembre de 2009

Inocente o culpable

+ ¿Por qué sigues viendo el cielo en estas noches obscuras?

- Son hermosas las estrellas y las lunas ¿no es cierto?

+ Terminarás por caer Ícaro.

- No me importa, me he levantado…

+ Pero con dolor.

- …


+ ¿Y qué piensas hacer?

- Seguir observando.

+ ¿Hasta cuándo?

- Hasta que me canse.

+ Te falta poco.

- ¿Qué sabes tú de cansancio?

+ Te conozco.

- En esta ocasión no. Pretendo observar todo lo que me sea posible, hasta observar las auroras unas tras otras, hasta contar millones de lunas, hasta cegarme por el brillo de las estrellas…

+ Hasta que ella desaparezca.

- …

+ Ícaro, mi ingenuo Ícaro, es tu pensamiento y lo tomo de ti: “¿qué hace un niño amando a una mujer?”

- …

+ ¿Por qué sigues empeñado en eso? ¿Qué es diferente…

- ¡Ella! ¿Te basta?

+ …

- Yo te diré qué es diferente: yo te diré qué es soñar hermosamente; yo te diré qué es despertar y tener su recuerdo aún en la mente; yo te diré qué es vivir y que ella esté cada segundo ahí; yo te diré qué es un corazón latiendo cuando la observas; yo te diré… yo te diré qué es amar.

+ …

- Es diferente… muy diferente… hay algo en ella que nunca he visto; su manera de volar, la forma en que ríe, su mirada, su voz… Es ella una y toda.

+ Tienes muchas desventajas ¿Sabias?

- No le importa el castillo azul, ni mis pensamientos vagos que suelo tener. No creo que le importen mis alas rotas: suelo volar bajo. ¿Cuál es el problema?

+ …

- …

+ …

- ¡Habla!

+ Que eres un simple niño dentro del cuerpo de un hombre… eso y…

- ¿Y…?

+ …

- …

+ … y… que posiblemente no estés en ella como tu quisieras.

- …

+ Hazme un favor ¿quieres?

- …

+ Trata de no ver a las estrellas en noches obscuras.

- …me gustan las noches.

+ Solo te hacen daño.

- No lo creo.

+ Entonces te lo harán.

- …

+ …

- ¿Es grande su dolor?

+ No lo sé, pero me supongo que sí. Tardará mucho en sanar.

- …

+ Descansa, es necesario.

- Desafortunado mi corazón y el de (…) que sin razonar mucho, partió, dejando gran dolor en (…). Yo, que quiero ocupar ese vacío, me es imposible. (…) que estuvo dentro, sin más ni más se atrevió a marcharse.

+”¿Qué hace un niño amando a una mujer?”. ¿Qué haces Ícaro amando a un imposible?

A & Q

Qué complicado es esto ¿verdad? Todos caen o al menos la mayoría; suben, bajan, se enredan, salen avantes o heridos; sueñan, se ilusionan, viven y por ende mueren también, gozan y sufren: complicado, muy complicado es el amar.

Y es que hay que diferenciar en primer término qué es el amar y el querer (justamente hay una melodía singular que describe perfectamente estas polaridades); amar y querer, entiéndase lector, jamás será lo mismo.

Se puede querer a un amigo; al vecino, si es que no nos cae mal; a un hermano (a); a un profesor, incluso se llega a querer al día o la noche; al frío y al calor, a las estaciones del año… ¡qué va! demasiadas cosas se pueden querer con mucho afecto, respeto y anhelo… pero el amar… ¡no!, el amar es digno de ciertas cosas o personas.

Se ama o no se ama, no puede haber intermedios en esto. Amar es entregarlo todo; sentir y saborear los placeres que se transmiten; volar y hacer volar todas aquellas ideas que invaden a los corazones. Amar es compartir, respetar, sufrir, vivir, soñar y un sin fin de características más que me faltarían mencionar y que hacen de lo imposible, lo posible.

Amar… qué difícil es que a uno le crean esto. Los corazones actualmente están llenos de todo, y cuando digo de todo, es de todo; desde lo negro, pasando por los múltiples matices de colores, hasta llegar al blanco, por lo que dificulta y causa cierta confusión cuando uno expresa “eso” y se es juzgado como un inexperto en el tema: complejidad, ni mi experiencia en tal causa justifica lo que mi corazón grita.

Conozco el blanco y conozco el negro, incluso conozco y reconozco los matices… pero esto de nada sirve si mis palabras se las lleva el viento. Conciente estoy de que dejé de ser un infante desde hace muchas lunas, aunque mi mente y mi conducta muestren lo contrario; el punto es que sé lo necesario para poder decir… eso que pierde poder, que es cuestionado, que no es creído y que es juzgado y olvidado.

¿Entonces qué es, si no es amor, lo que se siente cuando la veo? ¿Qué es, si no es amor, lo que sueño cuando la recuerdo? ¿Qué es, si no es amor, lo que lloro cuando me despido? ¿Qué es, dime lector, cuando la pienso cada segundo de esta humilde vida? ¿Dime qué es corazón, si no es amor?

Ya no… ya no quiero más después de esto… he conocido el amor y el desamor y prefiero quedarme con el primero; es por eso que ya no pretendo –nunca lo hice- buscar amar después de ti. ¿Para qué? si contigo lo tengo todo.

Pero… quizá ese no sea el principal conflicto, sino que el verdadero problema está en que no puedo ocupar un corazón que ya está ocupado…

Desgracia mía: su nostalgia, su pena, su llanto, su amor por (…) y su corazón terminarán por matar el mío: mi corazón.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Refl3xión

Cansado una vez más me encuentro dentro de esta atmósfera. No sé por qué me extraño de esto, si es de lo que vivo y viviré; quizá sea porque no me he acostumbrado lo suficiente: aún así, es difícil de respirar.

Pero no es sólo eso, ¡no!, aún más estoy cansado y fastidiado de la existencia errónea o acertada que llevo: que quede claro, no son pensamientos suicidas, sino existencialistas. Y sobre esto abordo el tema: ¿por qué los que lo tienen “todo” se empeñan en sufrir? ¿Mientras que los despojados, desafortunados, carentes, sin fortuna, etc., tratan de vivir una vida lo más decentemente posible?

Vida: que desgraciada eres con los desafortunados. Prémialos con tus bondades que ellos te lo agradecerán; llénalos de sabores que en sus vidas inmundas nunca han probado; sácialos de riquezas y de armonías excelsas para que puedan sonreír no sólo cuando despierten, sino cuando anochece y el frío cubre sus miserables huesos. Inúndalos con gratificantes sobresaltos de emoción y alegría: te aseguro, vida, que no habrá persona más feliz en este planeta que ellos, los desdichados, los olvidados por ti, los miserables.

A los otros, sí, a aquellos que gozan de comodidades materiales y de pomposas risas, pediría un día sin eso a lo que se acostumbraron y que no lo valoran; sinceramente me da igual si sufren o no, sólo que la desigualdad en este mundo llamado Tierra es enorme, y mientras ellos sufren en sus pisos de oro, hay otros tantos que lo hacen en el asfalto, descalzos, con frío y calor, con sudor y lágrimas, y sabes, vida, aún así estos últimos quieren vivir.

Es por eso que concluyo… sea el tema que sea, trátese de ricos o pobres, en cualquier aspecto que se maneje, es asquerosamente enorme esta diferencia entre bienaventurados y desfavorecidos: no sé, pero creo sería mucho mejor un mundo donde exista una igualdad.

Por mi parte… ¿pedirte cosas? No, ya no. Los muertos no pueden pedir cosas pues la vida, lo que más anhelan ellos nunca se les concederá. Aunque, suponiendo y teniendo claro de que no estoy muerto, de que gozo de plena vida como tal, de que veo, escucho, puedo sentir y saborear, así como oler tus perfumes… no, ya no hay nada más que pedir, lo tengo todo para poder seguir luchando.

“¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!... Amado Nervo, “En Paz”

…vida, me debes demasiado, y pienso cobrártelo hasta mi último aliento.