martes, 30 de agosto de 2011

Vivir en tu mundo


Tú mundo y el mío, son muy diferentes lector.
Ciertas veces me pregunto el por qué de las cosas, como todo inexperto en la materia, me cuestiono infinidad de temas que me son ajenos y que por consecuencia me traen interrogantes.

Uno de ellos, es tu vida. Sí, tal cual la vives o la desvives. Me es complejo entender la forma en que te comunicas, en que te expresas, en que te sobre pones a los obstáculos que se te presentan a lo largo de tu existencia.

El socializar –es así como lo llaman- es la clave de todo esto. Parte de ahí el molde y la calidad de vida que lleva cada individuo de este planeta. Es el elemento, diría yo, esencial para la integración en la comunidad. Sin integración, acoplamiento o unificación, el individuo como tal sería un ser apartado de todo, y cuando menciono de todo, es de todo como espectro universal.

Es por ello, que esa unión en sociedad, les traen graves conflictos, porque a mi parecer, cada individuo lucha por sus propios objetivos, sus propias metas, sus propios logros son de él y para él. Meramente dicho ya antes por cierto ser llamado Thomas Hobbes (se aceptan correcciones), “el ser humano es egoísta por naturaleza…”, de este modo, el único bienestar para la sociedad es el bienestar que cada individuo por separado tenga: y caemos en un desacierto.

¿Acaso, lector mío, no pueden vivir entre sociedad sin pisar al de alado? Dejar de vivir sin la ley del cangrejo, en donde los demás jalan al que va aventajado.

Todo esto me causa confusión, desesperación, conflicto, melancolía. ¿No comprenden que cada uno de ustedes tiene el control, no sólo de sus vidas, sino la de los demás? Ese es el motivo por el cual este mundo, su mundo, es tan caótico; si bien es cierto que cada persona piensa diferente a otro, también lo es que son seres racionales, aunque para ser sincero, dudo ya de esto último.
El diálogo, el entendimiento y la tolerancia, son los factores y las vías adecuadas para una buena sociedad, en donde todos estén de acuerdo en un mismo objetivo y que a estas alturas de la situación mundial, debería de ser el de no extinguirse entre ustedes.

El motivo que me orilló a expresarme sobre este tema, fue que en un pasado las circunstancias me envolvieron en la soledad: aquella en donde mis pensamientos eran mi única compañía y vivía sin tantos conflictos. Ahora, situado y colocado entre ustedes, entre la información que corre como la velocidad supersónica, parece que todo fuera desastre. Si bien es cierto que hay muchos momentos rescatables, también lo es que hay demasiado conflicto y esto merma no sólo mi calidad de esperanza, realidad y sueños, sino la esperanza, realidad y sueños de cada uno de ustedes.

No pido entenderlos, no soy nada para hacerlo; pido que se entiendan y sobre ello construyan una sociedad: la sociedad que todos esperamos, pero que nadie se atreve a solidificar.

martes, 23 de agosto de 2011

En espera

Abrir los ojos es lo mismo que tenerlos cerrados; me ciega el olvido y la tristeza, me ciega el don del reposo, me ciega la incertidumbre de un futuro latente, me ciega la desesperación de lo perdido.

Abrir los ojos es lo mismo que volar sin alas, aquellas que algún día tuve y que hoy se han consumido. ¿En qué momento las perdí desdichadas mías? Si supiera el alba que me hacen tanta falta, tanto como la rocío a las plantas, como el oxígeno a los vivos, como el color a la naturaleza, como el sueño al inmortal; si supiera la vida misma que hoy de nuevo he caído en la oscuridad, me daría la oportunidad de tenerlas una vez más.

Abrir los ojos no es más que despertar en una realidad que se extiende en el sueño; sueño lleno de contradicciones: alegrías y amarguras, pasión y frialdad, carcajadas y llanto. Muchas veces he querido despertar, pero cuando lo hago me doy cuenta que nunca dormí, nunca pude apaciguar aquello de lo que no quiero sentir.

Y es por eso que sigo con los ojos abiertos… o cerrados, luchando contra lo que no veo, sintiendo la catástrofe siglos después; es por eso que espero la sabiduría convertida en entendimiento para poder comprender lo que pasó, pasa y pasará, porque dudo que en estas mis condiciones, pueda aceptar algo que es inevitable. Sigo esperando… como lo he hecho, como lo seguiré haciendo, hasta que la pluma del cuervo toque mi esqueleto y surja de ello el relámpago que anunciará el final de mi espera, ésa que aún no espero, que no contemplo y que cierta vez pensé.