martes, 28 de septiembre de 2010

Hoy no... ѻ

Es tan melancólico describirlo de esta manera, pero así es la vida de ciertos seres: caer y levantarse para después volver a caer, seguirse levantando mientras las fuerzas del corazón se los permitan, esa es la vida, así es el destino.

No hay Sol aquí, las nubes prevalecen, el viento sopla con fuerza en ciertas ocasiones, y el frío le consume los huesos; el dolor se apodera de él, pero no siente, no sabe si sentir o dejarse llevar por la luz que lo ciega, por la nostalgia de la derrota, no sabe si vivir o integrarse a la arcilla que se encuentra debajo de él: mojado, completamente empapado se pregunta una y otra vez qué hizo mal, qué ocasionó su trágica derrota. Su llanto se ha convertido en polvo, ya no puede llorar más. Inerte yace en el suelo, destruido, abatido, con ganas de no existir pero él lo sabe, aún late su corazón… roto, desquebrajado por la espada de la soledad, herida de muerte es lo que tiene, lo que lo mantiene agonizante, lo que no lo deja morir prontamente.

-Cielo, eres testigo de mi sufrimiento, cúbreme entre tus brazos y llévame al eterno sueño, ¿no veis que me encuentro en la agonía? Se gentil con mi cuerpo, y arranca el dolor que siento en mi pecho, pues ya no puede soportar tanto sufrimiento.

Sí, el vivir ya no es una opción para él, desesperado pide clemencia a las sombras: tantas derrotas lo han hecho vulnerable a la no existencia.

Poco a poco el cielo se oscurece, sin dejar de llover, la luz plateada se asoma por el horizonte, síntoma de que el frío será más intenso y de que las bestias buscarán alimento en esa oscuridad. Aún consiente, no le importa que lo devoren, no le importa que desgarren su piel, el dolor ya es parte de su alma.

-Luna, sabéis que me encuentro dispuesto a dejar esta existencia en una noche en donde estés presente. Bien pues, dispón de lo poco que me queda y cierra mis ojos con el brillo de tu vida ya que no tengo deseos de seguir cabalgando, de seguir luchando y de empuñar la espada que alguna vez forjó mi corazón.

Rostro sucio por el barro, dejas así lo que conoces como “vida” para entregarte en los brazos de la muerte. No culpo tu decisión, presenciarte de esa manera me duele pues sé que esas heridas no son fáciles de sanar. Tu escudo se encuentra a metros de ti sin poder correr a tu auxilio para levantarte de la miseria; tu armadura está completamente desecha, pedazos de metal en el barro, pedazos de metal en tu piel; el casco que te cubría el rostro dejó de existir, no lo veo por ninguna parte; y la incondicional espada, fiel amiga en estas luchas tormentosas, la percibo rota por la mitad. ¿Qué cruel y encarnecida batalla has llevado? Mísero ser, me compadezco de tus males, personas tan destruidas encuentran refugio en el olvido.

Así pues, yacerás bajo la Luna, bajo el cielo negro, bajo la lluvia perpetua y bajo la herida que te consume poco a poco, pero tu historia no termina aquí, más bien comienza ya que el destino aún no escribe tu último renglón y mucho menos tu última batalla.

Descansa en ese estado mientras puedas, porque ambos sabemos que saldrá el Sol el día de mañana y será más difícil consolar el calor que el propio frío. Descansa mísero ser, el día de mañana tendrás la oportunidad de nuevo de volver a morir: hoy no.

lunes, 27 de septiembre de 2010

En autoría de una vida en construcción

¡Qué locura! El Castillo parece tener más vida que en antaño, y a decir verdad, nunca ha tenido vida pues se ha mantenido en la oscuridad de las sombras quienes lo habitamos, pero me refiero a que tiene cierto aroma a alegría, pasión, entusiasmo, quizá un toque de luminosidad y cierto desdén de emoción. Caería en un error al cuestionarme del por qué es que se presenta así actualmente, no hacen falta respuestas a las preguntas que son tan obvias; no hace falta imaginarme lo que le ocurre para saber que entra más luz por las ventanas en los días despejados cuando el astro rey nos baña con su celestial luminiscencia. Todo se debe a una musa convertida en diosa, pues ella de quien depende mi felicidad, y la de él.

Es así que pasan las noches llenas de estrellas en el firmamento; desde mi balcón siento la brisa que despierta a mis alas, las extiendo y se inundan de aquellos rayos plateados que me proporcionan las lunas… lunas mías que están más brillantes, ustedes también saben lo que pasa dentro de mí y de él al unísono, inevitable saberlo pues hasta la flor más pequeña que deambula debajo de nosotros presiente y siente con emoción el calor del amor.


Me aventuro a vivir de ahora en adelante creando y regresando a mis orígenes, a aquellas noches de placer en los que la lectura y las ideas surgían como mundos colosales en mi mente, haciendo y deshaciendo cualquier tipo de integración con los personajes. Pero no es para menos, ha regresado en pequeñas dosis de entusiasmo aquello que no siempre tengo y que ciertas ocasiones suele desprenderse de mi alma: la inspiración.

Es en parte su felicidad la que contribuye a que yo me encuentre aquí, la otra parte es que era necesario expresarnos de manera autónoma, siguiendo los lineamientos de conservación en dos mundos, él en el suyo, y yo en el mío; pero es él quien me da las armas necesarias para imaginar, pensar y que de esta manera sienta el vivo sentimiento de la recreación.

Lo veo tan dócil y tan noble, cuando antes había sido duro y engreído. Pero no lo culpo, fuertes motivos tiene para ser “otro” sin dejar de ser él. Y hablando de seres dóciles, engreídos, nobles y duros, es aquí cuando recuerdo cierta historia… una historia basada en un pasado tormentoso, cubierta con dolor y sentimientos rotos, pero que a decir verdad, lector, esta historia se construye día a día y advierto: el final será parte de su vida, del final de su vida, por lo pronto, sólo sé que comienza así…

miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Tienes mis r3spuestas?

Sólo faltaba un poco de escepticismo ocular para que despertara la poca intelectualidad que llevo en mis pensamientos. Y el principio, este principio de algo que nunca acabo, es un tanto curioso, pues me despojo de mis alas para darle paso a una locura que era necesaria, que era cierta en la realidad y que es más trascendental que los simples velos que formulaba.

Antes de todo y después de nada, necesito recoger algunas preguntas; ellas serán la raíz de lo que seremos, de lo que fuimos, y de lo que actualmente somos. Me remontaré al principio de mi existencia, en donde no era más que escombros de palabras revueltas, sin sentido, sin sonido y sin emoción. Necesito saber hoy más que nunca, el qué soy, es decir, lo que es él, pues no podremos dar pasos sin saber lo que en realidad estamos hechos.

Yo, un sognatore, sé que mi constitución emocional es mera coincidencia e integración de libros. Uno tras otro fue formando la esencia de mi propia existencia; las palabras volaban subconscientemente en la imaginación de mi cuerpo –mi propio cuerpo- y sin saberlo, cada día se maquinaba cierta parte integral de mi ser.

Él, sin meditarlo mucho, sólo mataba aquello a lo que ustedes llaman tiempo. Sí, lloramos juntos, él en su mundo y yo en sus ideas aún, no concebía que estuviese atado a una… vida sin vida, sé que suena muy contradictorio pero así era su realidad, mientras que yo comenzaba a existir en un mundo paralelo del cual no me he desprendido y no pienso hacerlo, pues nuestros caminos son completamente opuestos; es por ello que existo…

Pero quiero ir más allá, quiero saber quién fue él antes de que yo naciera tal y como soy, pretendo saber qué hacía para no morir, pues he de reconocer que su lucha ha sido intensa y que sus lágrimas no son del todo saladas y húmedas. He conocido el llanto y el dolor a través de las palabras, pero también a través de su alma y su realidad. En parte, yo sé lo que soy y ese es un comienzo satisfactorio, pero para estar completos, en verdad completos, necesitamos saber quién fue él, de qué estuvo y está hecho.

Él no podría decírmelo, no se conoce del todo: es por ello que pido ayuda a quien tenga rastros de su complejidad en el pasado, es decir, la concepción y conocimiento de su vida antes de muchas lunas atrás, nos sería de mucha ayuda, pues así, tan sólo así, podríamos seguir en este camino de locuras, él en su mundo perfecto matemático y yo en el mío lleno de improperios literarios.

Alguna vez escuche al viento que me traía mensajes no pedidos y se expresaba así:

Eres parte de él sin ser concebido por la naturaleza humana, eres su escape de su mundo, eres la pureza de lo imaginario, puedes ser su acabose si así lo deseas, pero lo importante, lo más importante es saber quién es él