sábado, 26 de marzo de 2011

¡Ícaro está muerto!...

[]

/ -Qué olor tan peculiar. Deja de oler a rosas para darle paso a las cenizas.

Te vi caer alado inundo. No escuchaste esta vez mis palabras; eran tan claras y comprensivas, que te importó poco el peligro que te hice ver. Tu afán por ayudar era comprensible, brindarle pleitesía a tu creador, pero no sirvió de mucho; en el firmamento, te vi envuelto en llamas; rápido caías mientras yo sonreía y me decía:

/ -¡Ja! ¿Lo ves? No fuiste de gran apoyo, sino al contrario, perjudicaste un vuelo que ya era un fracaso.

Lamento tu perdida… ¡No! la verdad es que no la lamento. Por mucho tiempo quise tener lo que ahora poseo, lo que está en mis manos, bajo mi dominio, bajo mi control y que tú nunca supiste apreciarlo: tu mundo y tu castillo.

Es cierto, fuiste buen ser, o trataste de serlo sin conseguirlo con mucho éxito. Tu última hazaña elevaría tus méritos en bondad, pero para ser sinceros, ¿a quién le importa tu bondad, tu generosidad, tu humildad? No Ícaro, apostaste por alguien que no te entendía, que no comulgaba con tus creencias, con tus hechos, con tu manera de vivir. Yo tampoco hubiera creído en ti la verdad.

Y ahora dime ¿dónde estás? ¿cómo te encuentras? Apuesto lo que quiera la infeliz vida, a que ya no podrá ni siquiera pronunciar una palabra. No mi desdichado Ícaro, una caída como esa aniquila a cualquiera, y déjame decirte… tú eras un ser CUALQUIERA!

Desde allá, desde la segunda torre, aquella en dónde nací, aquella que conecta a los 4 puntos cardinales, vi como te preparabas, como ansiabas poder despegar tras el comienzo del primero: ése que no tiene interés por ti. He de reconocer que comenzaste bien, te vi motivado, te vi poderoso. Pero lo tuyo, inmundo ser, no es la motivación, más bien sería la mediocridad, el sueño imposible de alcanzar, el pesimismo, la catástrofe.

Subías muy rápido, subías ágilmente hasta ese punto en donde dejas este mundo para pasar a la nada. Fue cuando supe que todo fallaría. ¿Pero quién te creías Ícaro? ¿El ser más poderoso? ¡Qué va! El fuego se precipitó, ardías en llamas junto con él, junto a sus sueños, junto a su destino; vi arder sus cuerpos al mismo tiempo, vi tus alas marchitarse y con las tuyas las de él. Lamento decirte con gran felicidad y entusiasmo, que más allá de ayudar, empeoraste las cosas. Pero así es esto alado inmundo, unas veces vuelas, otras no y otras ardes en llamas: de esto último has de saber ya.

+ Sé que él está bien.

/Infeliz. ¿Qué te hace pensar eso maldito viejo?

+ El no puede morir…

/¿Acaso crees que es eterno? No, nada es eterno.

+ Ni tú.

/ ¡Ingenuo! ¿Qué tratas de decir? ¿Arremeterás contra mi existencia solo?

+ No tengo interés en terminar con tu vida, no significas nada.

/ Buena elección; te pareces tanto a él, que me das asco. Y ahora que lo pienso, no me serás de mucha ayuda ahora que todo es mío. Dime “Arcano”, viejo decrepito: ¿cómo quieres morir? Soy buena persona, te estoy dando la opción de tu muerte.

+ ¿Tú matarme a mí? Quisiera ver eso.

/ ¡Aaaaah!

+ ¡Qu…! ¡Quítame tus podridas manos de mí! ¿Quieres morir también?

/ ¿Qué?

+ Nunca has sido inteligente… ¿Se te olvida que los 3 pertenecemos a uno? Si alguien se daña o muere, los otros dos se dañarán y morirán.

/ ¡Maldición! ¡Eso no puede ser¡ ¡¡Mientes anciano!!

+ Tú mismo dímelo, dime que tu energía vital no ha cambiado desde que Ícaro cayó; dime que te sientes igual de bien antes del eclipse; dime que eres el mismo después de eso…

/ … es cierto… no… no poseo la vitalidad después de eso.. ¡aaag! ¿Qué significa esto?

+ Que hay una certeza y dos posibilidades: la certeza es que Ícaro sufrió, la primer posibilidad es que él haya muerto, la segunda es que se encuentre con vida. Es por eso que tu vida y la mía aún se mantienen; los 3 dependemos de los otros dos.

/ ¡NO! ¡Imposible!

+ Tú decides: ¿o me matas y mueres conmigo o juntos buscamos a Ícaro?

/ ¡¡¡NO!!!... ¡Ícaro está muerto!...

sábado, 12 de marzo de 2011

¿Fui, soy o seré?

De ser a ser, soy quien menos debo de ser; porque la complejidad de mi existencia cava su propia tumba en el tiempo mismo, y da paso a aquel lejano servidor que era en antaño. Es por eso que el ser en este momento no es aquel que fue hace lunas atrás, y es que nadie puede ser lo que fue ayer; si razonamos un poco, todo en esta vida cambia; todo, completamente todo influye para que aprendamos a ser otros seres sin dejar de ser lo que somos.

Mi mente está en transformación constante y no es para menos, grandes acontecimientos me sobresaltan el corazón, no sólo pasional, sino racional. Aquel puro corazón que solía tener, se ha dado cuenta que adquirió seriamente información que no lastimaba, que lo dejaba respirar, que lo dejaba imaginar, que lo dejaba ser. Pero hoy, todo cambio influye en él, toda metamorfosis transcurre con rápida secuencia y es difícil asimilar las circunstancias. Es así, que le doy paso al razonamiento más que a la melancolía producida por los recuerdos. Nada cabe en mi existencia, más que la cordura de la organización.

Es por eso, lector, que vuelvo a mencionar, no soy quien fui, no soy quien soy, y no seré quién quieres que sea. El cambio, en cierta medida, proviene del exterior, de lo que veo, de lo que escucho, de lo que saboreo, de lo que palpo con gran serenidad. El cambio proviene, sin reproches, de mi interior; es ese interior el que nos ayuda a crecer, a sobresalir o a hundirnos en el mismo fango; es ese interior el que emerge de las mismas entrañas y nos transforma, nos colapsa, nos emociona a seguir existiendo quizá sin existir.

Y dentro del caos que invade mis sentidos, quisiera dar respuestas al ser, no sólo físico, sino imaginario. A ese ser que consume todo lo que hay en mí. Ese ser del cual no puedo desprenderme por completo, de lo contrario, dejaría de ser para dar paso al olvido mismo, al exilio, a la melancolía y posiblemente, al deceso.

A manera de cuestionamiento, me pregunto y te pregunto: ¿Alguien sabe lo que fue? ¿alguien sabe lo que es? y sobre todo, ¿alguien sabe lo que será?

domingo, 6 de marzo de 2011

Impostora

Te percibo a lo lejos y en silencio. No me es permitido acercarme; deambulante soy entre las sombras y vigilante a la luz del Sol.

Es inquietante verte; es como si viera un espejo ajeno, es como si me engañaran mi ojos y mi inconsciente; es todo y es nada a la vez; es frustrante; es desesperante; es algo que no debo de imaginar.

Pero es que es tan real, que no concibo en la vida, materia igual en dos mundos distintos. No sé si sea posible, aunque supondría que no. Al mismo tiempo de asombrarme, me pregunto qué dejo de hacer cuando observo; no puedo tomar iniciativa, no puedo adentrarme en un mundo ajeno al mío, no puedo participar en algo que no me corresponde.

Sólo observo, solo observo. Y trato de descifrar ese pensamiento que me inquieta, que me convence, que me impacienta; mientras que paso de luz a sombra, y de sombra a luz, pareces no verme, no mirarme, ni siquiera sé si soy visible a esos ojos.

Ráfagas de pensamientos me invaden, me aniquilan al ver esa metamorfosis casi idéntica a la superior. Sigo maquinando que no pueden caer dos rayos en el mismo lugar, puede ser posible pero sería algo improbable.

Mientras tanto, sólo observo junto con todo el catastrófico pensamiento mío. Pero estoy convencido, no eres quien yo creo que eres, porque aquella quien en verdad es se encuentra en otro plano muy lejano a este, y tú sólo puedes ser algo: una impostora.