lunes, 4 de julio de 2011

El viaje (segunda parte)

[...]

-¡Sssh! ¡Quieto, quieto amigo bastón! Que los pasos me son difíciles y tu ánimo los entorpece aún más. Ansias infranqueables por verlo ya tenemos los dos, pero hay que ser pacientes y escuchar el canto del viento. Para serte sincero, no sé aún qué camino tomar, y es que hay tantos caminos, que ni en tres vidas podré recorrerlos todos.

“Paso a paso voy, inquieto tú e inquieto yo; camino difícil tomar o camino corto surcar. En la lejanía del valle me aventuraré, con bastón en mano y con gran fe.”

- Sólo dame un poco más de tiempo amigo mío, ya no soy el de antes y bien lo sabes.

 “¡A prisa voy, a prisa voy!, con el alma por delante a buscarte hoy. ¡Aprisa voy, a prisa voy!, no dejes que el Sol te queme sin antes salvarte yo.

-¿Cuántas noches has pasado sólo Ícaro? Pero intuyes bien, nunca has estado sólo; hay alguien que te acompaña y esa es fuente de inspiración para poder vivir.

“¡Un poco más, un poco más!, que él es frágil y yo más. ¡Un poco más, un poco más!, ánimo piernas no dejen de marchar.

-Tienes que volver. Las cosas no marchan bien y el tiempo no se detiene; lo consume a él, te consume a ti y yo pierdo la noción poco a poco. Tienes que volver.

“Lejos o cerca estás, no sé dónde buscarte, pero hay que regresar. Lejos o cerca estás, tú descansando y yo por ti la vida puedo dar.”

-¡Vamos, vamos esqueleto maltrecho!, ¿no entiendes que en peor situación se encuentra él? Somos uno e iremos a su rescate, no dejemos que sucumba en  extrañas tierras lejos de su hogar. Demos el máximo y aún más, han pasado un par de lunas ¿crees que podrá soportar? Pues no, y no beberemos, no descansaremos y no comeremos si no llegamos a nuestro destino. Te castigaré y tú me castigarás, pero sé que saldré victorioso aunque eso te duela. No rendirnos es nuestro lema, hasta verlo vivo y bien. Y ¡no! ¡no! y ¡no!, no voy a hacer caso a tus achaques, bastante he tenido toda mi vida con soportarlos, hoy más que nunca los ignoraré.

“En una melodía estoy, en una melodía voy, resiste un poco hasta que mi cantar quede cayado, hasta que mi voz deje de sonar; reciste alado sognatore y sueña con un despertar” 
Imagen: Calviño Iglesias, Ma. del Carnem, "Camino en los ancares

sábado, 2 de julio de 2011

Carne, sangre y huesos; alma, tinta y pluma

Recostado sobre la hierba veo los días pasar, y lo único que me conforta de ellos, son las noches, cuando todo es soledad y calma. Quisiera decir que me acompaña el silencio, pero no es así. Mis compañeros no dejan de hablar todo el tiempo, y no los culpo, tienen tanto que platicarme; no me desagradan, me hacen amena la estancia en esta su casa.

Hace tiempo que emití la voz de auxilio; no presionaré al Arcano, el tiempo es su enemigo y sus pasos son premeditados. Cauteloso camina por el valle hacia mi porvenir; afortunadamente lo tengo, ¿qué haría yo sin él? Posiblemente hace tiempo me hubiera perdido en este mundo, en donde tanta información terminaría por mermar mi conciencia y acabaría con la poca cordura que tengo. Afortunadamente… viene por mí.

Ellos, mis anfitriones, calman mi dolor; tengo los huesos rotos y el alma consumida. Y es que no dejo de pensar en el ayer, en ese ayer fulminante en donde ofrecí mi ayuda sin poder acercarme a eso: ayudar. No sé cómo se encuentre él, desde ese entonces quedé apartado de su realidad; ya no participo más en su vida.

Solo estoy aquí, viendo pasar los soles y las lunas; quemando mi piel por el frío y el calor, pero ya no siento dolor, todo se borra con cerrar los ojos, escucharlos a ellos, respirar profundo y dejar que la naturaleza me envuelva como parte de ella.

Me pregunto si hago falta. No sé si yo quiera regresar. No sé si él me necesite y si yo lo necesito a él. Pero extraño mi pasado, aquel en donde todas las letras existían y en donde yo tenía el control de mi entorno y él del suyo. Sólo puedo llegar a una conclusión: yo existo porque él existe.

***********************************************************************************

Señora mía, blanca es tu luz y tu pureza,
entrego a ti este cuerpo cansado,
estas alas cansadas,
este llanto forzado.

Pido clemencia al Universo,
sabes que nunca te he fallado;
fui confiado y un error he pagado.
Pero te pido fuerzas para él y para mí,
alas nuevas y un horizonte que surcar,
él quiere ser libre y de la jaula de oro escapar.

Lejos te veo señora mía,
más allá de mi mundo estás,
te contemplo cada noche de mi agonía,
sin poder dejarte de alabar.

***********************************************************************************

Danos una señal y marca los errores que hemos tenido, sólo así aprenderemos a vencer las montañas, porque presiento que esto no ha acabado y un reto más grande se aproxima. Sánalo y sáname; él carne, sangre y huesos; yo alma, tinta y pluma. Sólo tú sabes para qué fuimos creados.