sábado, 13 de noviembre de 2010

Mañana

Hoy caminaré por el jardín de mi castillo, que sin ser jardín y mucho menos de mi castillo, es perfecto como para nombrarlo bosque. Pasearé entre los árboles enormes –cómo han crecido desde aquella vez-, escucharé a los pájaros cantar y a los lobos aullar. Hoy me perderé en esta inmensidad verde, presiento que mi cura está dentro de esto. Hoy silbaré sin miedo, melodías que en antaño escuché. Hoy me quitaré las alas inservibles y me pondré andrajos que tenía guardados: despojos de una niñez perdida. Hoy seguiré un solo camino que nadie ha recorrido, por lo menos no tengo conocimiento de eso.

Hoy… hoy platicaré con el viento que sopla y habla al oído sordo de la ironía. Hoy murmuraré con las hadas y pequeñas ninfas que deambulan los bosques cayados por la paz. Hoy tendré la fortuna de preguntarme si estoy vivo o sólo los pensamientos huérfanos vagan por el espacio. Hoy veré con más brillo los colores de la naturaleza; respiraré el aroma de las flores que se encuentran en el valle; y degustaré las delicias de los alimentos. Hoy por fin tendré la oportunidad de dirigir una mirada fugaz al Sol, aunque éste me queme los ojos. Hoy sentiré con más tacto a los insectos recorrer mi piel, con aquellas patitas tan pero tan diminutas que poseen, que me harán estremecer y sonreír de asombro.

Hoy me ha alcanzado la noche y con ella las Lunas: altas posan en el firmamento. Hoy seguiré sin sentir miedo de la oscuridad, pues veo perfectamente. Hoy seré parte de las bestias, aquellas que me siguen con la mirada: creo que les doy miedo, al igual que ellas a mí. Hoy… no sé por qué pero creo que acabo de decir una mentira. Hoy dormiré bajo este techo de hojas y troncos; el frío cala, el viento sigue hablando, las ramas murmuran, las bestias también lo hacemos. Hoy descansaré siendo parte de la hermosa naturaleza; ahora veo, ahora escucho, ahora siento; siempre he sido parte de la misma, me he apartado por situaciones ajenas a mí, pero es reconfortante volver a ella, volver a casa sin ser mi casa, de platicar con mi alma… alma enturbiada por malos vuelos. Hoy tengo las ganas infinitas de gritar en este lugar, oscuro, hermoso, con fieras, con hadas, con estrellas brillantes, con hojas muertas, con aromas… conmigo.

Hoy despierto en el mismo lugar que ayer, sigo más vivo que nunca. Hoy el amanecer es diferente, es fresco: tengo frío; es esplendoroso: tengo los ojos segados; es melodioso: aún escucho. Hoy pasaré mis últimos momentos por aquí, llenándome de verde a cada paso, a cada instante. Hoy seguiré teniendo la fortuna de ver, escuchar, saborear y sentir a la naturaleza. Hoy volveré a disfrutar a mis acompañantes de camino, pues hoy mismo regreso al castillo; los infortunios que la vida misma nos ponen, hacen que hoy quiera vivir con más ganas que nunca, pues hay viejos sabios que enuncian no hacer después algo que se puede terminar hoy.

Mañana… mañana no sé si exista.

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