Hace tiempo que había olvidado
el hablar con el pensamiento; aquello que se expresa a través del alma y que
tiene por fin las letras, éstas que no son más que el conducto de la emoción en
su más pura presencia.
Hace tiempo que no hablo
conmigo de la vida misma. Quizá no existía la oportunidad, o las ganas de
hacerlo. Quizá sólo me olvidé de lo que antes era y que de una u otra manera
sigo siendo. Quizá… quizá. Quizá sólo perdí la inspiración para hablar.
Pero hoy hay motivos para que
vuelvan a fluir las emociones de todo tipo; existen las condiciones exactas
para decir –por hoy- lo que me mueve, lo que me alienta y lo que me mantiene
soñando aún.
Es cierto que existe ese otro
lado oscuro y amargo que todos hemos pasado en ciertas etapas de la vida, creo
que son necesarios para crecer y aprender, pero no hablaré de eso por el
momento. Lo que me lleva de nuevo a escribir, es todo lo contrario. Quisiera
hacer notar, que pese a las dificultades cotidianas, me encuentro rodeado de
seres que le nutren a uno el alma y la vida.
Como humano que soy, sin ser
excusa, he cometido un sinfín de faltas, uno de ellos es juzgar sin antes
conocer. Qué ingenuo y tonto fui en el pasado al alejarme de personas que hoy
por hoy han cambiado mi vida significativamente. El no darse la oportunidad de
tratar y conocer mejor a las personas, es un error muy común que solemos
cometer: yo lo hice.
Es por ello que doy gracias al
Universo, al destino, a la vida o a como quieran llamarlo e interpretarlo,
porque gracias a eso pude darme cuenta que las apariencias son eso, simples y
meras apariencias que no nos dejan ver lo que en verdad somos.
Pude conocer la bondad y el
verdadero espíritu de estos seres, que sin temor a empacho, puedo decir que me
han llenado de grandes y cálidos momentos, esos que jamás se olvidan, esos que
se guardan más que en la memoria, en el corazón; esos momentos de la vida que
uno se lleva hasta el fin de sus días y si es posible más allá de ella.
Si algún día falto y el camino
sigue en sus vidas, quisiera que sepan lo muy agradecido que estoy con ustedes,
no sólo por brindarme su comprensión, sino toda y la más fiel de sus amistades.
Me han hecho crecer como persona y me han abierto estos ojos cegados en algún
momento por los murmullos de la ignorancia. Quiero que sepan que he reído con
el alma más de lo que pude imaginar, y no basta con gesticular una sonrisa en
mi rostro para expresar lo que siento, sino que es más importante la felicidad
que han provocado en mi corazón y lo mucho que lo han alegrado con su simple presencia.
Porque se identifican plenamente la sintonía de los pensamientos sin tener que
provocarlos; porque me doy cuenta que para que este loco exista, se necesitan
de más que lo mantengan así, y eso es lo que soy, un loco de la vida que espera
comérsela en pequeños bocados, y ustedes han sido parte importante para que
siga siendo lo que soy.
Gracias infinitas por aparecer
en mi vida. Gracias por ser como son. Gracias por conservarme en sus vidas y
por seguir en la mía.
"Que sus futuras alegrías no maten mi recuerdo, pero que mi recuerdo no mate tampoco sus futuras alegrías". Anónimo
Dedicado a C.F, N.E y C.B
Lo que no puedo decirles con palabras... se los digo con el corazón.
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