lunes, 28 de junio de 2010

Tres puntos

Sabía que sus intenciones no eran del todo buenas, me dejé llevar por la pasión de libertad, de sentir el aire sobre mi rostro, de ver el mundo diminuto y empequeñecido: el veneno no sólo hizo daño en mi persona, sino en mi entorno.

Pero ese es el precio de la pasión, de las ideas emanadas por mis impulsos, de la esencia del vivir en el aquí y el ahora, ese es el riesgo que imaginé pero nunca preví que fuese tan rápido el veneno letal, nunca conté con que se esparciera velozmente: no hay antídoto para esto, nunca hay antídoto para las revoluciones, para las críticas y para las transformaciones, y es justamente esto último lo que vivo yo, la transformación de ideas y de pensamientos, de esperanza y de calidad, de emociones y pasiones.

La transformación momentánea ahora trajo miedo, tristeza, desconcierto, melancolía; no debe ser así, sólo es una mutación momentánea producto de cierta liberación creativa, el dominio de mi persona y de todo aquello que puedo controlar con ella. No debes de temer, no hay nada malo en una metamorfosis, sólo es pasajera, liviana y estúpida. Dejemos de llorar. Algún día volveré.

Ahora debo de aprovechar el veneno –al precio que sea-, es él quien dice que debo y no debo de imaginar, hace mucho que no lo hacía y es gratificante lo que puedo construir con un poco de incredulidad, pesadez, ironía, vejación y desconcierto. Es la creatividad la que me domina ahora, no debo dejarla ir, aunque esto signifique perderlo todo…

+ Es buena la experiencia momentánea por la que atraviesas, sólo date cuenta de que haces daño, mucho daño, el veneno debería de afectarte a ti… Márchate y reinvéntate solo…

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