lunes, 20 de julio de 2009

Una gota: el comienzo de un mar

Me pregunto si este es el comienzo del mar; quizá sí. Aún así, lo ocurrido en el tiempo pasado ya está marcado, no hay vuelta atrás; lo sucedido ocurrió de una manera inesperada, rápida, confusa, quizá un poco sin control, pero ya estaba todo decidido. La gota que marcaría el comienzo del mar estaba ya creada, era cuestión de tiempo para que se hiciera notar.

Aún recuerdo el día, el momento preciso, la hora indicada y el llanto fugitivo que después de la noticia no podía quedarse contenido. Todo, absolutamente todo estaba en esa gota; nunca me imaginaría la angustia que sentí en su momento, todo y a la vez nada pasaban dentro de mi, era como un lugar donde corre el tiempo pero no hay nada, donde sólo te sumerges en tus pensamientos y analizas lo ocurrido, como si estuvieras vivo y a la vez muerto en un lento agonizar por tratar de ser; todo y a la vez nada ocurría dentro de él.

Pasaron días para que reaccionara, incluso me atrevería a decir que fueron semanas, quizá y con un poco de atrevimiento me gustaría decir que fueron meses. No hubo daño más grande en mi maltrecho cuerpo que ese, donde la colisión nunca la vi venir, pero el golpe fue tal que mi ser quedó conmocionado, estupefacto, agonizante en un mar de llanto y de infinidad de preguntas que hasta ese entonces no tenían respuesta: incluso, jamás han tenido respuesta.

Así lo sucedido en ese tiempo y espacio, nunca más volvió a ser el mismo, y es que ese ha sido su gran mal o su gran bien, cada golpe que recibimos es una enseñanza en nuestra vida, que algunas veces nos hace crecer pero otras tantas he de confesar nos ha dejado en la lona sin podernos levantar. Todo está en el saber cuál y en qué momento es el indicado para levantarse; siempre lo he hecho; siempre lo ha hecho.

Y el tiempo ha pasado, tan rápido pero tan lento que aún recuerdo ese ayer, increíblemente no he desesperado por querer evaporar esa gota de mar, aunque muchas veces quise hacerlo, tantos soles, tantas lunas; tanto tiempo ha pasado ya.

Alguna vez alguien me preguntó: ¿recuerdas como era?, a lo que respondí: como si estuviese enfrente de mi, cada detalle, cada gesto, cada parpadeo, cada movimiento que hacía lo recuerdo. Y arremetió: ¿aún te duele?... mi silencio respondió por breves instantes la pregunta, pero pensé: -no hubo dolor más grande que ese; hoy puedo contestar que está la cicatriz pero el dolor desapareció-, entonces respondí: el único dolor que tengo es el del recuerdo, quizá una fuerte amnesia me lo pueda quitar, aún así en la actualidad sólo te puedo contestar que soy otro, con recuerdos, con lágrimas, con pensamientos hacia el pasado, pero no moriré de ese dolor que me marco.

Ahora sólo espero ha que termine de llenarse el mar, con cada gota, una por una esperaré, sé que tardará mucho para hacerlo pero no soy impaciente, bueno, quizá sí pero valdrá la pena esperar. Hoy la primera gota de mar nació y se encuentra en un lugar del tiempo, habrá más mientras todo siga igual; el único momento en que el mar deje de crecer, será cuando mis recuerdos y mi ser mueran o cuando ella vuelva a aparecer.

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